#17. DEL NEANDERTAL A LA MÁSCARA DE PESTAÑAS.
"Quiénes somos, de dónde venimos y por qué nos maquillamos".
Hola amigas:
Desde que el mundo es mundo el hombre y la mujer han tenido la imperiosa necesidad de expresarse a través del maquillaje.
Si hacemos el sencillo ejercicio de mirar un poco más atrás de Tik Tok, nos daremos cuenta de que, hace unos cuantos milenios, el tema del maquillaje ya era patrimonio de la humanidad.
Me podéis tachar de exagerada pero, como ya sabéis, aquí somos muy de maquillaje y muy de darlo valor.
Acompañadme hoy en este bonito viaje por la historia para entender porqué el cuidado personal forma parte de lo que somos hoy en día.
EL COLORETE, UN TEMA MUY NEANDERTAL
Si tuviésemos una máquina del tiempo que nos acercara a las primitivas poblaciones de la Edad de Piedra podríamos observar que, ya entonces, existía una preocupación por la belleza.
La mujer en la Edad de Piedra se aplicaba en la cara manchas de barro de color rojo. Entre los hallazgos más antiguos, que hacen alusión al interés femenino por la belleza, se encontró un grabado en las cercanías de Oslo, Noruega. Este representa la figura de una mujer embadurnándose el rostro con grasa de reno. Lo que viene siendo “el pre-blush”, amigas".
Es cierto, que no está del todo claro el fin último de estas prácticas. Podemos especular la existencia de cierta intención en realzar la belleza sin más, en celebraciones, rituales, o bien, una combinación de todas ellas. Lo que es realmente alucinante, es que gracias a esta información podemos saber hoy que los Neandertales manejaban el pensamiento simbólico y los acercaba aún más al Homo sapiens.
Ahora piensa en esto cuando no estés segura de si ese nuevo colorete que te has comprado es demasiado atrevido. Nuestras antepasadas lo usaron sin preocupaciones como parte de su evolución. Ahí es nada.
Si hoy pudiera recomendar un producto de cuidado personal a nuestras amigas Neandertales me atrevería a sugerirles la mascarilla para pies agrietados Aquaphor® Foot Mask. Creo que en su caso me lo agradecerían más que un colorete.
LA EDAD ANTIGUA Y EL SMOKEY EYE.
Avanzaba la historia y hombres, mujeres y niños sucumbían ante el ideal de belleza. Todas tenemos claro que los Reyes y Reinas del “antiguo beauty” fueron los egipcios. Podríamos decir que marcaron la tendencia más larga de la historia, incluso a día de hoy copiamos sus técnicas y acabamos.
1.500 años antes de nuestra era el maquillaje egipcio era un mix entre una cuestión de estado, religiosa, medicinal y estética.
En cuanto al Estado se refiere los faraones y faraonas eran los grandes influencers del makeup. Poniendo de moda cada tendencia o cambio estético. #influencersdeljeroglífico.
A nivel medicinal, la malaquita (color verde), el lapislázuli (tono azul), la galena (color negro) o la laurenita (para los tonos grises) fueron elementos reconocidos por sus propiedades medicinales. Según las pautas culturales de los antiguos egipcios, estas protegían sus ojos. Se usaban para ahuyentar insectos, atenuar los reflejos del sol sobre la arena, y a modo de repelente en general para la zona.
La intención profiláctica y protectora también se asociaba a lo religioso, pues el diseño del ojo se asemejaba al llamado Ojo de Horus, el cual, según su mitología, era un símbolo de protección infalible.
Estas tres cuestiones (la política, medicinal y religiosa) dieron como resultado una identidad estética muy reconocible para el pueblo egipcio. El modelo de belleza se caracterizaba por tener la piel bronceada, aumentar el tamaño de los ojos, llevar las cejas depiladas, los labios terracota y tinturas para el pelo. Además, es conocida la utilización y comercialización de ungüentos y perfumería.
Por si fuera poco, las características del maquillaje egipcio también pasaron por alguna que otra moda.
La primera etapa, desde 4000 a.C. Hasta la IV Dinastía, se caracterizó por el empleo de un estilo denominado Uadyu. La malaquita era la protagonista en las preparaciones. El principal uso era una línea verde en el borde del párpado inferior.
La segunda etapa predominó el uso del Khol, algo más atrevida y elaborada. Se empleó para contornear los ojos y extender la línea principal hasta la sien. Fue entonces cuando se incorporó la segunda línea, para dar el efecto de cierre y formar el famoso Ojo de Horus. Todas recordamos el maquillaje de ojos de Elizabeth Taylor, en la famosísima película de “Cleopatra”.
La tercera etapa, fue el estilo de golondrina que consistió en la delineación de un trazo fino que rodeaba completamente el ojo y se prolongaba hasta la sien.
¿Os suena todo esto, verdad? Es alucinante que a día de hoy sigamos delineando nuestros ojos como lo hacían hace 4000 años.
Mi recomendación para las antiguas egipcias, sin duda, sería una paleta de ojos. En este caso cualquiera de las maravillosas paletas de Pat McGrath les vendrían como anillo al dedo.
EL MAKEUP NO MAKEUP DE LA EDAD MEDIA.
En la historia, como ya sabemos, todo es cíclico y después de unos siglos de makeups trabajados y abundantes decoraciones llegó la Edad Media. Con ella la austeridad.
Para hablar del maquillaje en esta época, sobre todo en el occidente cristiano, tenemos que entender el ideal de belleza que en ese momento se instauró. Por un lado, en la literatura se hablaba del amor cortés. Representando en estas historias a una “mujer perfecta”, divina y casi Santa. A imagen de la gran mujer de referencia de la época: La Virgen.
Para ser una mujer cool en la Edad Media debías tener la piel pálida, el cabello claro, las mejillas y los labios sonrosados. Lo que viene siendo un makeup no makeup. Pero lo que nos parece fácil ahora en aquella época no lo era tanto. La doctrina cristiana medieval no veía con buenos ojos el tema del maquillaje y los adornos personales. La iglesia y el estado querían romper con la estética romana anterior e instaurar otro tipo de valores en la época.
Una de las formas para hacerlo fue asociar el maquillaje con varios pecados: la soberbia, la lujuria y la mentira. Todos ellos se empaquetaron con un lacito y se empezaron a relacionar con la prostitución. Por lo tanto, aquella mujer que se maquillara o decorara en exceso se convertía de inmediato en una puta. Listo, caso cerrado.
Existían algunas excepciones, claro, cuando se trataba de celebraciones especiales pero, por lo general, casi todos los autores hacen hincapié en que no había mejor adorno que llevar una vida elevada.
Sin embargo, dijera lo que dijera la iglesia, la vida seguía su curso y el maquillaje se utilizaba igualmente. Para conseguir la ansiada imagen divina, las mujeres recurrían en muchas ocasiones a métodos para blanquear la piel. El zumo de fresas o frotarse el rostro con un cristal de amatista húmedo eran los remedios más comunes para eliminar las rojeces. Recetas del S.XII cuentan que elaboraban una mezcla de raíces de lila, aunque el ingrediente por excelencia era la harina de trigo que hacía las veces de polvos correctores.
Ya a finales del periodo medieval se empiezan a añadir a la mezcla otros materiales, como el arsénico, que ofrecían un mejor resultado pero que resultaban sumamente tóxicos.
Como curiosidad el maquillaje también fue usado por hombres. Esta vez a modo de disfraz para fingir enfermedades que en realidad no tenían. Conseguían así permiso para mendigar. La enfermedad favorita de estos maestros del maquillaje era, por supuesto, la lepra.
Para mis queridas Santas del medievo, mi recomendación sería el colorete líquido de Rare Beauty para ayudarlas a elevarse directamente a los altares. Amén.
LA EDAD MODERNA UNA ÉPOCA UN “PELÍN” TÓXICA Y DESMADRADA.
Volvemos con el ciclo de la historia y después de una época oscura y represiva se da paso a unos siglos llenos de cambios y abundancia.
En estos siglos XVI, XVII y XVIII. Observaremos que el tema beauty adquiere un in crescendo. Desde Isabel I (S.XVI) en Inglaterra hasta Maria Antonieta (S.XVIII) en Francia. La preocupación por la imagen era una auténtica obsesión, además de un riesgo mortal.
Las prácticas cosméticas en el reinado de Isabel I eran realmente tóxicas. El plomo era muy utilizado para palidecer la piel del rostro que se convertía en un puro bucle del infierno. Se usaba para disimular los defectos de la piel, pero del mismo modo, este componente deterioraba el rostro. Lo que ocurría es que cuanto más defectos se veían más producto se aplicaban, y así sucesivamente, se encontraban en un día de la marmota infinito del que era imposible salir.
El descubrimiento de América supuso un avance en todo lo relacionado al mundo beauty. Nuevos ungüentos, perfumes y pigmentos se empezaron a utilizar en Europa. Esto hizo que durante los siglos posteriores (XVI, XVII y XVIII) hombres y mujeres vivieran una verdadera revolución beauty. Los maquillajes extravagantes se lucían en las clases sociales más altas y les dotaban de una mayor relevancia social.
El culmen de la estética recargada y arriesgada se la llevó la corte francesa. Nuestra querida Maria Antonieta fue, sin duda, el referente de hasta dónde se podía llegar. Sus rutinas eran muy completas y complejas. Maria Antonieta estaba a la última en todo lo relacionado con el mundo del skincare y el maquillaje.
Cremas para palidecer la piel y suavizar las manos. Ceras y aceites para elaborar labiales. Aguas de rosas, exagerados rubores rojizos, lunares falsos con formas de estrellas o corazones, incluso, se dibujaban venas sobre la piel para dar una mayor sensación de piel clara y traslúcida.
El peinado, también fue algo muy trabajado en esta época. La reina tenía su propio peluquero real, Leonard Autié, que llegó a realizar algunas recreaciones navales sobre la cabeza de la monarca. Quién iba a saber que todo ese trabajo acabaría rodando por los suelos…
Para esta época recomendaría un excesivo glitter para una excesiva reina, este de Danessa Myricks sería un hit en las fiestas de la corte.
LA EDAD CONTEMPORÁNEA, LA DEMOCRATIZACIÓN DEL MAQUILLAJE.
La historia del maquillaje, como hemos comprobado, ha pasado por muchas idas y venidas hasta llegar a nuestros días. Es aquí donde la industria cosmética crea productos eficaces y definitivos.
Es la época del cruelty free, de los maquillajes veganos, naturales, sin químicos, con químicos y con lo que haga falta. La oferta de productos es inabarcable. Existen productos para todos los gustos. Específicos para nosotras, para ellos, incluso para nuestras mascotas, OMG!
Vivimos en una era abierta, donde nos podemos expresar libremente sin doctrinas ni cortapisas. Así es como debería ser, o así es como deberíamos luchar por ello. En estos últimos años hemos apreciado el gran auge del cuidado de la piel con las rutinas coreanas, y un boom de los productos de maquillaje en crema, entre mil y una tendencias más.
Observamos una democratización del maquillaje. Da igual como seas y de dónde seas, siempre podrás adquirir magníficos productos para expresarte como realmente quieras.
Está claro que todo es mejorable, pero que se lo digan a nuestras amigas Neandertales y sus barros rojizos, o a todas aquellas mujeres del renacimiento que perdieron sus dientes por conseguir una piel pálida y nacarada.
Sea como fuere, a día de hoy, somos la mejor versión de nosotras mismas. Si no me creéis, preguntárselo a vuestro yo del futuro en 20 años. Nunca estaremos mejor que en este preciso instante. Muac.